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domingo, 8 de noviembre de 2009

Pensamientos.


El frío se siembra en las sienes,

Tan certero y claro como un disparo fulminante.

Y llega entonces hasta el cerebro aquella “extraña idea”

Se mezclan en la boca el sabor amargo de la derrota

Y el sutil toque metálico de los chispazos de cordura.


Como nube viviente en mis pensamientos

Llegan miles de recuerdos, -recurso desesperado-

Mientras las manos hacen nudos entre sí,

Tratando de entorpecer el camino de las ideas

Y hacer titubear el hilo de la concordancia.


Mientras los pies danzan descarnados

Cada vez en círculos más y más diminutos.

Los ojos se voltean para comparar lo oscuros del alma

Y la razón misma de la intolerancia hacia este extraño sub mundillo.


-mundano-


Hierve la sangre en las arterias,

Mientras las entrañas se contraen, se secan, se desvanecen.

Y las máscaras hendidas caen

Y el reflujo de las lágrimas se termina.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Habitación en llamas.


Tan lejos de todo, lejos del mundo y sus extraños esquemas,
Rompiendo cada una de las imágenes que tantas veces crearon de éste,
Un cuerpo de dos cabezas.
El cuerpo habitante de la poco común habitación en llamas,
La del espacio reducido, con vista al pantano,
Con entrada hacia un mar de podredumbre y asfalto…

En esta habitación encontramos nuestro hogar,
Un lugar poco estético, sin embargo acogedor como ninguno más,
Por la chimenea imaginaria, se dejaban caer pedazos de arco iris,
Mientras yo dejaba escapar los más profundos de mis sueños,
Amarrándolos a globos rojos,
Para que pudieran irse lejos a buscar huéspedes más vivos en los cuales poder habitar.

Tantos inviernos vimos pasar, ¡tantos!
Y sin embargo nunca llegó la mezquina primavera
Jaja, supongo que estaba demasiado ocupada como para aparecer por nuestra ventana,
Y darnos alguna palabra de aliento.
¿Por qué sería que cada nuevo invierno se sentía aún más frío que el anterior?
¿Acaso nuestra chimenea imaginaria se estaba apagando?
¡Ah, es cierto! Nunca la encendimos,
Porque nos daba pavor el hecho de pensar que nos podría calcinar,
Quemarnos desde la piel hasta lo más profundo,
Más allá de los huesos y las entrañas, más allá de todo lo imaginable e inimaginable.
Pero a pesar de eso, que cómoda era nuestra habitación,
Me sentía tan tranquila mirando la puerta, la única puerta que teníamos,
Esa que extrañamente desde que llegamos siempre tuvo llave,
Aún recuerdo que el primer día
Que encontramos nuestra querida habitación en llamas,
Tuvimos que entrar por la chimenea,
Y desde entonces ya nunca volvimos a salir y
Ya nunca volvió a entrar ni un solo rayo de sol, ni uno solo.

Y desde ese modo fuimos cambiando, mutando, transformándonos,
Palideciendo cada día un poco más, aprendiendo a ver en la oscuridad,
A encontrarnos como siempre a ciegas, dentro de nuestra querida habitación en llamas.
Tan cálida y a la vez tan congelante…

Siempre me detenía a pensar, mirando los muros...
Así fue como inicié mi última afición,
Me dedicaba a coleccionar utopías,
Sueños inalcanzables, tan resplandecientes como el último rayo de sol que recuerdo…
Tan plácidos y tranquilizantes,
Llegué a coleccionar más de mil, hasta que recordé que debían irse,
Junto con los últimos recuerdos
De nuestra vida fuera de nuestra querida habitación en llamas…

Entonces el día llegó, decidimos encender por primera vez nuestra chimenea imaginaria,
Las flamas eran tan hermosas, tan llenas de vida,
Danzaban a un ritmo inalcanzable para nosotros;
Casi como un corazón enamorado, tal vez colérico,
O tal vez demasiado lleno de pavor.

Tomé la caja aterciopelada, que contenía mi preciada colección
Y la arrojé al fuego que en ese instante, pareció inextinguible;
Me sorprendió lo rápido que prendieron los sueños
Calcinándose prácticamente en un abrir y cerrar de ojos.
¿Qué pasaría si… saltáramos también dentro de nuestra chimenea imaginaria?
Tomando una bocanada inmensa de aire, cerramos los ojos y simplemente
Dimos el último paso, entonces, el cuerpo de dos cabezas desapareció
Y las almas así como nunca antes, se fundieron
Y se volvieron parte de la hermosa habitación en llamas.

martes, 27 de octubre de 2009

Supongo...


Supongo que le gustaba la sal,

Por eso siempre caminaba con los ojos bien cerrados y el estómago retorcido,

Supongo que le agradaba la manera en que tenía la respuesta para todo,

Por eso siempre miraba como descolocado con sonrisa de complicidad,

Supongo que le gustaba la manera en que me ataba los zapatos,

Por eso siempre agarraba mis cordones y los desataba como desesperado,

Supongo que le encantaba la forma en que lo observaba en silencio,

Como un verdadero depredador asechando a su presa,

Por eso siempre actuabas como cadáver, inerte ante cualquier provocación,

Casi como fingiendo que no había nadie mirando fijamente cada reacción,

Cada parpadeo, cada parte de tu piel erizándose.

Supongo que le encantaba la forma en que yo suponía saberlo todo sobre él,

Casi como suponiendo que cada supuesto es el único recuerdo que me queda hoy sobre ti.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Piratas y hadas.

~

Vestida para un funeral,

Con los zapatos negros de charol y unas flores entre las manos,

Con el corazón en la boca y el alma guardada en uno de mis bolsillos.

Mirando afuera-adentro, desde los vitrales del más allá,

Donde tantas veces me creí huésped,

Cuando en realidad nunca fui si quiera capaz de cruzar la puerta.

Me atemorizaba tan sólo la idea de pararme en el umbral,

Muy a pesar de su belleza casi hipnotizante,

Que me envolvía en un sin número de olores que me remontaban al paraíso,

(al pasado lejano), -un presente que ya no existe-

¡Casi como confabulación cósmica!

Rompiéndome la cabeza pensando en el poder-no poder,

En el deber-no deber, en el hacer-no hacer.

Meditando tanto… y ¿para qué?

Destruir, fallecer, desaparecer, morir…

Y pensar que tantas veces las creí mis deseos,

Cuando en aquellos momentos sólo se trataba de palabras vacías,

Cuando realmente lo único que podía desear era seguir con vida,

Continuar a pesar de todo, a pesar de la angustia,

A pesar del dolor, del tedio, de mi propia cobardía

Y del recelo de volver a hacerme crédula.

Crédula a la vida, crédula a la gente, crédula en mí misma…

Al final comprendo que el único temor,

Es amar demasiado, hasta el punto de desfallecer,

Hasta el punto de abandonar toda cuota de egocentrismo,

Hasta el punto de ya nunca querer partir…

¡Todo se va!

La vida es tan efímera, tan irreal como un espejismo,

Escurridiza hasta el último segundo, hasta el último aliento,

Ese que nos hace regresar hasta el primer día y darnos cuenta

De que el ser humano, el una de las criaturas más sorprendentes

Capaz de errar, aprender, amar, odiar, olvidar, vivir y morir…

Todos nos movemos, -más cerca, más lejos, más cerca, atemorizántemente cerca-

Pero supongo que es lo maravilloso ¿no?

El hecho de no acabar nunca en el mismo punto,

La forma en que en un momento, planeamos,

Trazamos un camino, un cierto “destino”

Y sin embargo es estúpido intentar seguir esa ruta,

El viento siempre nos acaba llevando hasta los lugares más inesperados,

Esos con los que soñamos cuando éramos niños,

Cuando aún creíamos en los cuantos de hadas

y de aventuras de piratas con un solo ojo…

Se supone que al crecer, todo eso se esfuma, se pierde junto a la inocencia

Y se cambia por aburridas responsabilidades.

Pero… al estar al borde del abismo,

¿En qué pueden ayudarme aquellas responsabilidades?

La puntualidad, el trabajo, el dinero,

¿Acaso eso cambiará el deseo de saltar?

El deseo de caer sin poder ver el fondo,

-nada puede detenerlo-

El deseo imperante del conocimiento de mis propios límites,

Sólo así, frente a frente con la muerte;

Es cuando decidimos el verdadero camino,

Sintiendo el viento en los cabellos y el vértigo en el estómago,

Es cuando descubro que lo que deseo no es saltar,

Son sólo las ganas de poder seguir creyendo en piratas y hadas…

-el mundo de los niños, es la sabiduría convertida en felicidad-