De algún modo, todas las estaciones han cesado,
-Parece que se te cerró la boca de sopetón-
Entre nudos sordos y muecas engañosas…
Como viajero con pasaje sólo de ida,
-sin retorno-
Llegas hasta mis recuerdos, desde lo más lejano,
Lo más borroso y empolvado
Y sin embargo lo menos amargo e inestable.
Rompecabezas loco de agua y miel,
Desnudas tus dedos ante mí,
En una hermosa tonada resplandeciente de amargura y tormento,
Tan sublime como tus ojos y quizás un tanto más que tus palabras.
Como flores deshojadas caen a mis pies,
Una a una las notas del pentagrama,
Se desmoronan, como antiguas ruinas que a pesar de su desvanecimiento
Prevalecen en la memorias del espectador casi cegado o entorpecido por
El espectáculo maravilloso de versos inconclusos y rimas desaforadas.
Entonces finaliza el último movimiento.
-Parece que la boca se te cerró de sopetón-
Como llanto extravagante –un augurio de despedida-
Se quiebra la armonía y no queda más que un quebranto inquebrantable.
-Cuchilla moribunda de hielo raso-
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